sábado, 24 de enero de 2015

¿Existe Dios? Respuesta

Nota: Esta es una respuesta al artículo ¿existe Dios? No, de la página: https://misteriosaldescubierto.wordpress.com/informes-especiales/existe-dios-no/#comment-51586

La cantidad de comentarios que ha tenido este artículo es notable. He tratado de leer una parte considerable de ellos para saber lo que se ha estado discutiendo desde que se publicó esta entrada por primera vez. Me doy cuenta de que varios han señalado las deficiencias del artículo, pero ninguno de ellos me ha convencido. Es por eso que voy a hacer mi propio esfuerzo.

En primer lugar debo decir que me considero agnóstico. Mi propósito aquí no es defender que Dios existe, ni tratar de utilizar las santas escrituras para apoyar una postura propia. También debo comentar que estudié filosofía y me doy cuenta de que hay muchas controversias teológicas y filosóficas que todavía no se han resuelto. No pretendo ser un experto en esta disciplina y creo que es importante mantener una posición de humildad cuando se debate. Sin embargo, algunas afirmaciones hechas aquí me producen una sonrisa. Me parecen poco rigurosas y bastante superficiales.

En primer lugar hay que diferenciar teología natural de teología dogmática. La teología natural tiene como propósito estudiar problemas metafísicos mediante el uso puro de la razón. La metafísica Aristotélica es un buen ejemplo de teología natural. La teología dogmática o teología revelada consiste en la aplicación del método dialéctico a la biblia o palabra revelada por Dios. Los escolásticos de la edad media trataron de reconciliar la fe con la razón (nutrida del neoplatonismo plotiniano y el aristotelismo) para alcanzar una cumbre de sabiduría.

Es importante hacer esta distinción porque la teología natural no requiere citar pasajes bíblicos, aludir a milagros o postular una santa trinidad. Sí, es metafísica y especulativa, lidia con materias vinculadas a Dios, el alma, el absoluto, la nada y la eternidad, pero no se acomoda a un cuerpo doctrinario específico.  Tampoco ha sido refutada por la física teórica o la mecánica cuántica porque no pertenecen al mismo campo de conocimiento. La metafísica, como lo indica su etimología, está más allá de la física. Su herramienta es el pensamiento puro y la lógica.
 ¿Es la lógica, y en general, el razonamiento formal, capaz de revelar verdades ontológicas a nivel extramental? Esa es una pregunta que requiere justificación epistemológica.  Pero no estamos discutiendo cuestiones epistemológicas, por lo cual no voy a abordar ese problema aquí.

¿De qué Dios se discute aquí? En muchos comentarios he visto que se hace referencia a Cristo, a la biblia o a otros temas religiosos (principalmente cristianos) para refutar la idea de Dios. Lo que se ataca en esos casos es la doctrina religiosa, pero no a Dios mismo. Si vamos a discutir de un Dios metafísico, discutamos a través de argumentos metafísicos (en los cuales es posible tomar prestados argumentos de teología dogmática). Si vamos a discutir de un Dios ligado a una religión podemos incluir a las escrituras o a la tradición escolástica ortodoxa, pero sólo cuando estas inclusiones estén vinculadas con la existencia o la inexistencia de Dios. Es posible criticar el derecho canónico, la liturgia  o los concilios ecuménicos sin necesidad de contradecir en esencia la existencia de Dios. En otras palabras, tengo la impresión de que a veces se intenta minar la idea de Dios al atacar la tradición religiosa que lo rodea, sin que ésta esté enlazada lógicamente con el tema de su existencia fáctica. Es como si se utilizara una  estrategia distractora de falacia ad hominem, en la cual se desmantela la reputación de la religión y se asesta un golpe final a su creencia más preciada, Dios.

El problema del artículo es que parece ignorar que muchos de sus argumentos han sido considerados con amplitud por teólogos y filósofos del pasado. Las respuestas que se han dado han variado y, naturalmente, no son absolutamente demostrativas. El hecho de que Santo Tomás o San Agustín hayan considerado y resuelto esos problemas no implica que sus contestaciones sean verdaderas, pero el problema consiste en que el autor no menciona ninguna de las respuestas teológicas aportadas históricamente ni trata de darles una vuelta lógica. Eso hace que incurra en una falacia “hombre de paja”.
  
Una falacia "hombre de paja" ocurre cuando se toma una idea y se refuta su versión más débil y distorsionada. Es una técnica efectiva para persuadir a otros de que se tiene la razón, lo cual no impide que su fuerza argumentativa sea muy débil. La honestidad intelectual nos pide que nuestras objeciones a una teoría tengan como modelo la versión más precisa, exacta y fuerte que sea posible encontrar. Las nociones metafísicas de este artículo son tan pobres que es muy fácil ver sus agujeros.

Algunos dirán que esto no es importante porque el sentido común nos indica que no existe Dios. He visto al autor de este artículo asegurar tal juicio continuamente cuando responde a algún comentario (con el debido respeto. No tengo la intención de insultar). En lugar de contestar mediante argumentaciones auténticas se conforma con comentar  que no es necesario ser rigurosos con nuestras especulaciones porque Dios no existe (falacia de petición de principio, en la que se acepta ciegamente una premisa) y que la teología es un sinsentido. Y eso me produce una pregunta:

Si la teología (o metafísica) es una pérdida de tiempo ¿por qué utilizarla para demostrar la inexistencia de Dios? En este artículo se está usando una lógica especulativa, y el dueño de este blog, al pegarlo, acepta implícitamente que tiene mérito. Si la metafísica es aceptada para demostrar la inexistencia de Dios, también debería concederse que se utilizara para el propósito contrario. Es honestidad intelectual.

Asumamos que le damos una importancia al razonamiento metafísico y especulativo. Si consideramos que es capaz de darnos conocimiento, y no mera palabrería, debemos esforzarnos por obtener lo más que podamos de su metodología. De ahí se sigue que debemos tratar de usar los argumentos más poderosos a nuestra disposición, y no evitarlos por pereza o cobardía.  Este artículo no los contiene... Y ahora voy a mostrar  por qué.

Mi crítica del artículo:

La omnipotencia de Dios:

Una comentarista anterior señaló previamente que se malentiende la noción de omnipotencia. La idea no ha dejado de tener sus polémicas, ya que algunos teólogos han entendido sus alcances y limitaciones de diferentes modos. De todas formas es posible decir que la versión más aceptada teológicamente presupone que Dios tiene límites relacionados con su naturaleza divina. Santo Tomás afirma en su "suma teológica": "cuando se dice que Dios todo lo puede, lo más exacto es entender que puede todo lo posible y que por esto se le llama omnipotente".

La mayoría de los escolásticos aceptaron que Dios tiene providencia sobre todas sus criaturas. Su poder, sin embargo, está restringido por su propio logos. Si se lleva la concepción de omnipotencia hasta niveles ridículos es lícito decir: si Dios es pura inteligencia, y no puede ser estúpido, entonces es incapaz de cometer estupideces, luego no es omnipotente...  Pero eso es retorcer la teología hasta el absurdo. Para los teólogos la estupidez es una privación (un no ser) y piensan lo mismo del mal. Dios es perfecto, por lo cual carece de imperfecciones. La imperfección no existe como tal, ni es un ser.   Dios tampoco puede destruir los primeros principios lógicos (como los principios de no contradicción, de identidad, del tercero excluido y de razón suficiente) porque atentarían contra su propia inteligencia. La inteligencia divina que organizó todo con un fin específico.

Y si se dijera "pero eso es dogmatismo, ¿quién nos asegura la perfección de Dios?" se contestaría que es una concepción racional de Dios. Un Dios imperfecto sería irracional. Un Dios imperfecto sería incapaz de producir la perfección y parece ser que hay leyes en el universo con un comportamiento perfecto (predecible matemáticamente).

Esto no implica que yo dé por sentado esta idea de Dios o siquiera la existencia de Dios. Quiero expresar la importancia de recordar que estos atributos divinos no han sido asignados tan arbitrariamente como se pudiera llegar a pensar. Todos ellos tienen una larga historia de discusiones y razonamientos sesudos.

El problema del mal:

Este es un argumento comúnmente usado en internet y discusiones informales. Dice "si Dios es tan bueno, ¿por qué permite el mal"? y muchas veces se plantea una falacia de falso dilema: Dios es malo o Dios no puede intervenir. Si la primera es cierta, se sigue que no es perfecto (en el sentido tradicional de la palabra. No es el bien mismo) y si la segunda es cierta, se sigue que no es omnipotente. El dilema es falso porque hay otras maneras de responder a él; al postular sólo dos posibilidades se presenta la falsa ilusión de que una de las dos debe ser cierta. (Un dilema verdadero agota sus posibilidades lógicas, por ejemplo: "el mundo tuvo un inicio o el mundo no tuvo un inicio").

Hay tres argumentos para contestar al problema del mal:

El argumento de San Agustín de Hipona: el mal no existe, solo es la ausencia de bien. El mal es un producto de nuestra voluntad operante, la cual elige libremente el camino del bien o el camino del pecado. Dios quiere que tengamos libre albedrío.

¿Por qué no interviene y borra todo el mal del mundo? Es posible dar dos razones. La primera de ellas es que Dios es el gran maestro que busca enseñarnos a esforzarnos para alcanzar una autoconsciencia autónoma. No sería lo mismo si él nos implantara el bien, ya que no nos perfeccionaríamos como almas individuales.



La segunda es que Dios, efectivamente, es incapaz de operar sobre el pecado. San Bienaventura se preguntaba ¿cómo es posible que Dios vea el pecado, o el no ser, sí él es el bien y el ser óptimo? La respuesta era que Dios sólo ve la ausencia de bien. En otras palabras, Dios ve el lugar en dónde se apaga su luz. De aquí también podría seguirse que Dios solo opera directamente a través del bien (por ejemplo, infundiendo gracia) mientras que el pecado queda fuera de su jurisdicción.

El argumento de Santo Tomás de Aquino: una solución aportada por Santo Tomás consiste en afirmar que el movimiento produce corrupción. Esto es algo que nosotros sabemos por experiencia: todos los seres materiales del mundo son susceptibles de decaimiento y entropía (si dejas una silla en un bosque por 20 años, se va a oxidar, y si la dejas miles de años va a acabar hecha polvo). La manera de evitar esto sería que no fuéramos seres inmateriales o que no hubiera cambio en el mundo. Sin embargo, si este fuera el caso, el mundo en el que vivimos no sería un mundo humano, sino un mundo angélico.

El argumento de Leibniz: Leibniz proponía que el mal es un bien escondido. En otras palabras, nosotros vemos cada cosa individual que nos sucede como si fuera un mal porque no somos capaces de observar simultáneamente la eternidad. Si pudiéramos hacerlo nos daríamos cuenta de que el mal más pequeño cumple un propósito del plan divino. Un ejemplo famoso de Leibniz consiste en juzgar que Roma cayó con la finalidad de que pudiera nacer la iglesia católica y se asentara el reino cristiano sobre la tierra. Esta es una idea extraña y poco intuitiva, aunque resulta interesante.

Es muy posible que todos estos argumentos estén equivocados y sean racionalizaciones. Eso está claro. Lo importante es que plantean opciones que no son consideradas y objetadas por el autor de este artículo. Si lo que se quiere es demostrar la inexistencia de Dios mediante especulaciones, se requiere hacer un mejor trabajo.
Nadie cree realmente en Dios:

Este no es un argumento metafísico... Y no prueba la inexistencia de Dios. Son, más bien, una serie de opiniones que tratan de establecer la explicación psicológica en Dios. Eso no tiene nada que ver con la existencia o inexistencia de éste como ser ontológico. No sólo no es una demostración lógica, sino que tampoco es una demostración científica (no presenta datos empíricos que avalen la razón por la que se cree en una deidad).  

El experimento de la plegaria:

Esto tampoco es una demostración ni una argumentación lógica. Es un experimento mental bastante dudoso, en el cual se asume que Dios tiene providencia (una idea, por cierto, obtenida del cristianismo. Sin embargo, se olvida que un Dios como el de Aristóteles no es providente) y que Dios busca complacer a personas sin fe. San Buenaventura dice (y se le  añade San Agustín): "tener fe para entender". Sinceramente me da vergüenza tener que explicar el porqué esta no es una prueba lógica de la inexistencia de Dios.

Navaja de Occam:

La navaja de Occam no aplica en este caso. Si es posible reemplazar a Dios por el universo, el universo puede ser reemplazado por Dios. Ninguno de los dos tiene una entidad adicional. Cuando hablamos de monoteísmo queremos expresar la creencia en un solo Dios, no en múltiples Dioses. Quizás podría aplicarse a la santa trinidad, pues aunque sólo admite un Dios, las tres personas (padre, hijo y espíritu santo) son entidades diferenciadas (vale decir que para Guillermo de Occam los misterios de la santísima trinidad son verdaderos).  También podría aplicarse a la doctrina neoplatónica de las emanaciones y los seres intermedios, ya que se multiplican innecesariamente las entidades.
En fin, el resto del artículo tiene que ver con las paradojas de la omnipotencia, la del mundo perfecto (la cual no es otra cosa que una paradoja del tiempo modificada) y el de la imposibilidad (que vuelve al tema de la omnipotencia). Todas ellas repiten los temas que ya traté, pero tal vez luego las revise con más cuidado; ninguna es convincente. Por ahora ya me cansé de escribir.

Sólo vuelvo a recordar que al hablar racionalmente de Dios quedan dos opciones: callar o argumentar. Una discusión racional sobre él va a requerir necesariamente hacer uso de argumentos metafísicos, ya sea a favor o en contra. Eso quiere decir que no vale descalificar unos y alabar otros sólo porque nos sentimos más inclinados a aceptar los que confirman nuestras creencias previas. Hay que encontrar sus agujeros lógicos y hacerlo a través de un conocimiento teológico auténtico. Si se quiere callar, y considerar que son preguntas sin sentido, siempre queda unirse a las filas de los positivistas lógicos de principios del siglo XX, como Alfred Ayer, Carnap y Russell.

También quiero decir que sostener dogmáticamente la inexistencia de Dios, sin que ni la ciencia o la filosofía lo hayan refutado (y créanme, no lo han hecho) es tan dogmático como creer categóricamente en su existencia. En esos casos  es mejor suspender el juicio o simplemente admitir que se tiene una opinión infundada. La falacia ad ignorantiam recuerda: la falta de pruebas para la verdad de un juicio no implica su falsedad y la falta de refutaciones del mismo no implica su verdad.

El hecho de que la carga de la prueba recaiga en los creyentes no invalida el principio ad ignorantiam. Tampoco es válido decir que, por esa lógica, debemos suspender nuestro juicio sobre la existencia del  "monstruo del espagueti"  o "superman". La idea de Dios como principio metafísico del ser no es comparable a personajes de fantasía que fueron claramente creados por el ser humano. No comparten la misma categoría lógica.

2 comentarios:

  1. Hola Erick, no sabia que tenias un blog.
    vengo siguiendo el tema tambien desde la otra pagina y he llegado hasta aqui.

    Me alegro que hayas decidido escribir un articulo, y has logrado aclararme tu punto de vista, si bien no coincido

    totalmente, es interesante la explicacion y el razonamiento utilizado.

    Muchos se saturaron con tus reflexiones, pero creo que se trato de es cuestion en que tu decides llamar dios a ese

    posible ser o ente que pudo dar "origen" al "origen" que conocemos.

    Es que la palabra dios tiene una carga emocinal muy fuerte (sobre todo para los nuevos excreyentes) y si no se especifica lo suficiente, enseguida es asociada a algunas de las religiones y desata el caos :) (es solo una opinion).

    No quiero alargarlo mas

    Saludos

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  2. Hola maxtor07, me alegra que hayas seguido el hilo hasta mi blog. El propósito original de postear este artículo radicó precisamente en que personas interesadas en mis respuestas pudieran venir aquí para dejarme sus comentarios y ver lo que opinaban. El problema es que muchas veces se adoptan posiciones dogmáticas que no tienen un fundamento sólido, y eso sucede con creyentes y ateos. El prejuicio, la intolerancia y los sesgos confirmatorios son parte de nuestra humanidad, no están necesariamente relacionados con tener ciertas posturas religiosas. Lo que me da pena es que yo sí expliqué claramente la diferencia entre una teología natural y una teología dogmática, aclarando que mis mensajes no estaban destinados a mostrar que era racional creer en una Deidad particular (cristiana o musulmana) sino cualquier tipo de deidad. Incluso reconocí que estaba dispuesto a aceptar alguna forma de panteísmo (en otro comentario).

    Jamás tuve la intención de molestar a nadie, sólo quería poner en claro que estos temas son más difíciles de lo que ellos piensan. Mentes brillantes han pensado en ellos durante siglos y no han logrado llegar a un acuerdo, ¿no sería mejor tener un poco de humildad y reconocer que nadie sabe a ciencia cierta el porqué hay algo y no nada? Esa fue siempre mi motivación.

    En fin, me alegro que te hayas pasado por acá. He dejado un poco abandonado este blog, por lo cual voy a estar publicando más seguido. Voy a estar publicando temas relacionados con metafísica, filosofía de la religión, epistemología, lógica y otras cosillas, por si te interesa conocer un poco mejor mis puntos de vista sobre este tipo de problemas. Estaré subiendo las publicaciones entre viernes y sábado de cada semana.

    Saludos :)

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